Semana Santa por tierras del Alto Douro

Esta Semana Santa 2012 me ha dejado un gran sabor de boca, me esta costando volver a la «realidad» y a la rutina diaria.

Todavia desfilan ante nuestros ojos las interminables hileras de viñedos, perfectamente  alineados, que pueblan las terrazas sobre el rio Duero. Pero la ruta que hemos hecho tiene muchos mas atractivos de los que habia imaginado y hemos regresado mas que satisfechos del viaje.

Dos autocaravanas, 6 adultos y 2 niños y un plan de ruta flexible, ese era nuestro punto de partida. Con un ojo puesto en el tiempo y el otro en el mapa arrancamos.

Contabamos con la experiencia de algunos de los miembros del grupo que habian hecho con anterioridad un recorrido semejante a este y con la tranquilidad de saber que con nuestra «casa a cuestas», es decir, nuestra autocaravana, no teniamos que adaptarnos a ningun horario (para eso ya tenemos el dia a dia) ni recorrido, sino que nos iriamos moviendo segun nos fuese apeteciendo.

Este viaje no es solo un recorrido por la principal zona vinicola de Portugal, sino un trayecto desde el Portugal costero, mas rico, moderno e industrial, hasta el interior mas agricola y mas anclado en el pasado.

La N-108 que parte de Oporto y de la que ya hemos hablado anteriormente, nos traslada hasta Castelo de Paiva,enclavado en una zona elevada en las montañas que rodean el Duero.

Durante el día bastante frío pero por suerte solo ha caído un chaparrón ya entrada la noche  y por ahora no amenaza mas lluvia, nuestra única preocupación durante estos días para el grupo. Hacemos una paradita para el café y nos damos una vuelta por el pueblo y, aunque no tiene nada especialmente atractivo, está situado en un punto del trayecto que ya apetece estirar un poco las piernas.

Decidimos seguir camino y pararnos a comer en Cinfaes. Así hacemos, por una carretera que transcurre por la margen sur del Douro y alejada del mismo, por lo que las imagenes y paisajes son de montaña, con visiones fugaces del río en la distancia. Hubiéramos podido seguir por la N-108 hacia Peso da Regoa pero nos ha parecido mas atractiva esta alternativa.

La comida la hacemos en un restaurante local, correcto en cuanto a servicio y precio, sin mas que destacar y al tratarse de un pueblo pequeño no hay muchas mas oferta, por tanto…

La próxima etapa nos lleva hasta Resende por una carretera preciosa, estrecha pero con un trazado bueno y sin sorpresas, que nos hace descender desde la zona montañosa donde nos encontrabamos, hasta la orilla del rio de nuevo a través de un valle lleno de cerezos que aun conservan parte de su flor. Nos regala brochazos de azul un rio que discurre a gran profundidad, rodeado de enormes montañas. Naturaleza en estado puro, o sea, «espíritu camper»

Es un paisaje que recuerda en cierto modo a la Ribera Sacra,hasta que la carretera se va enderezando poco a poco hasta que se llega a Peso da Regoa. También se ven hermosas «Quintas» que demuestran que es una zona agricola rica desde antaño.

Nico, que pilota nuestra autocaravana, acusa un poco el cansancio de tanta curva en un vehículo tan grande (siete metros y pico)  pero nos informa que falta ya poco para llegar a una zona cerca del rio donde pasar nuestra segunda noche.

Decidimos no entrar en Peso da Regoa (nos queda al otro lado del rio) y continuar hasta Pinhao, con parada para ver el funcionamiento de una de esas impresionantes exclusas y merendar.

La carretera que lleva hasta Pinhao es llana y bien asfaltada, con lo que el trayecto se hace rápida y comodamente. Así que tras entrar en este pequeño pueblo situado entre dos ríos, encontramos donde aparcar para poder pasar lo que queda de tarde y pernoctar.

Nos sorprende ver muy poco «movimiento» en el lugar, ya que según menciona alguno de nuestros amigos que ya han estado en alguna ocasión, siempre hay abundancia de autocaravanas y furgonetas camper.

El enorme y espectacular hotel Vintage domina el centro de la villa y nos hace pensar en otros momentos del año en que la presencia de turistas debe ser mayor.

Tras prepararnos para la noche, acostamos a los niños y llegamos a uno de los mejores momentos del día: la cena en grupo en alguna de las furgonetas camper recordando los momentos mas agradables y graciosos del día, con una tranquila sobremesa y copa(as) incluidas.

Recibimos una charla a cargo de Dr.Palomares de como desayunar y resetearse todo en uno… en fin, momentos divertidos!!

Nuevamente nos acompaña la suerte y el unico recuerdo que tenemos de la lluvia es el chaparrón que cae el sabado de madrugada y poco mas: que suerte hemos tenido!!.

Tras desyunar y dar el paseito correspondiente hasta una bodega cercana y visitar la preciosa estación del tren, nos dirigimos a Vila Real por la N-322-3 siguiendo las indicaciones que un pescador local nos facilita, argumentando que es un trayecto mas corto. Por otra parte nos apetece mas ir por una nueva ruta que volver por el mismo camino de ida y así poder conocer nuevos lugares.

Resulta muy recomendable por sus impresionantes vistas y poco trafico, aunque su trazado es muy revirado y bastante estrecho. Hacemos una parada «técnica» para que Nico nos muestre sus dotes de pocero ( y de paso bauticemos oficialmente su autocaravana como Renatta) y seguimos tras varios desvíos hasta Vila Real, cuna de las bodegas Mateus y donde localizamos con facilidad un sitio comer, dotado de mesas, fuente, etc, todo un «parque de merendas» como llaman aquí.

Se suceden los buenos momentos y las risas, y es que la verdad me gusta mucho destacar el buen ambiente y armonía con la que discurrió todo. Todos cediendo un poco en algunos aspectos y llegando a compromisos con facilidad. Aceptando incluso algunos (Nico), la «ocupación» de su autocaravana sin una mala palabra: Chapó a todos!!!

La siguiente tarde y noche la pasamos en Amarante, precioso lugar que ya todos conocíamos y que recordábamos con mucho cariño tras alguna escapada anterior.

Toca cena en restaurante, económica y excelente de calidad/cantidad, y tras ella un estupendo paseo por el pueblo que está muy animado. Se reflejan sus luces en el río Tamega generando una preciosa imagen que a todos nos cautiva. Multitud de sitios buenos para estacionar, dormir, comer o lo que se tercie y siempre con la presencia siempre de su precioso río.

Descubrimos lo mucho que se celebra la Semana Santa en este pueblo, con misas y procesiones, pero tambien con un concierto perfectamente audible desde donde dormimos y continuos repiqueteos de campana.

Por la mañana, cuando nos disponemos a ir en direccion a Guimaraes como primera parada de nuestro regreso (no puedo explicar con palabras lo duro que se hace volver cuando se esta disfrutando tanto con la aventura) ocurre el unico incidente  de nuestro viaje. Al intentar salir del aparcamiento y debido al gran voladizo trasero de Renatta, la estrechez y pendiente de la salida hacen que nos quedemos atascados y en el intento de salir el cambio de marchas dice adios.

Salimos del trance echando mano de paciencia y algo de fuerza, y nos disponemos a esperar a la grúa llenando el estómago con una comida al borde del rio. Resignados a que el destino nos cambie el final del viaje a su antojo pero sin quitarnos ni un ápice de alegria.

En todo el viaje confirmamos la increíble amabilidad de los portugueses, que no dudaron en arrimar el hombro cuando nos vieron en apuros, o su siempre disposición para indicarte cualquier dirección con todo lujo de detalles, por no mencionar su paciencia en la lentitud de alguna de nuestras maniobras.

En fin, un viaje mas que recomendable, con un coste muy contenido gracias a nuestras furgonetas camper y autocaravanas  y a los precios de nuestro país vecino. Pero cargado de buenos paisajes y agrables momentos.

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